martes, 13 de octubre de 2015

Administrando una colección

Hoy, por casualidad, encontré esta entrada de uno de mis sitios de cabecera, en donde el autor comenta algunas de las cosas que le han pasado recientemente como coleccionista. Les recomiendo su lectura, sobre todo si saben inglés.

Básicamente lo que comenta es que, con el tiempo, su colección creció tanto que empezó a tener problemas para mantenerla. "Salir a cazar" las figuras era más entretenido que tenerlas, por lo que, luego de completar una serie de figuras, el exhibirlas no se disfrutaba tanto. Por si fuera poco, el espacio se le quedaba chico, porque iba terminando de ocupar los sitios más evidentes. Su dilema era saber si estaba pasando de ser un coleccionista a un acaparador.

Este problema del Primer Mundo (difícilmente un coleccionista argentino, o latinoamericano, de figuras de acción podrá hacer lo que hacen los yanquis o europeos, con mejores precios y más dinero) me tocó en lo personal porque yo también en estos meses estuve, como ya saben, cuestionándome algunas cosas acerca de qué camino seguir como coleccionista, principalmente de figuras de la JLU, pero también como coleccionista en general.

El problema en sí no es tanto el dinero (que no tengo mucho, pero con ingenio y contactos en las comiquerías, uno descubre ofertas, descuentos y la capacidad de señar y reservar cosas), sino qué privilegiar, qué comprar primero cuando tienes poco dinero, y también donde diablos poner esas cosas nuevas que traes a casa.

No me hice adicto a las copias chinas, no.
Algunas son malas, pero hay que reconocer
que otras, como este caso, son bastante
resultonas, sobre todo si uno está
dispuesto a meter mano en la pintura.
En estos meses tuve que diversificar y comenzar pequeñas colecciones nuevas: las de Legos chinos de SW, la de figuras de SW de 3 3/4 pulgadas (incluso alguna que otra trucha, como la de la foto, y algunas más a las que le eché el ojo), y cosas así. En parte porque no encuentro figuras de JLU que pueda comprar o que sienta que debo comprar (como ya comenté antes, prefiero buscar figuras diferentes y dejar de lado las variantes de variantes de variantes); en parte porque estas figuras aparecen como ofertas tentadoras que me permiten comprar rápidamente varias cosas por el mismo dinero que me costaría una sola figura de otro tipo. O sea, en lugar de ahorrar, puedo comprarme varias cositas lindas en poco tiempo.

Esto me plantea un desafío: el de no iniciar demasiadas colecciones nuevas, porque luego no tendré dinero ni espacio para continuarlas. Fue otro de los argumentos que utilicé, en mí mismo, para vender mi figura trucha de SW Black Series (que menciono luego): no tengo lugar ni dinero para seguir comprándolas porque quiero privilegiar otras figuras. Así que no aprovecho todas las ofertas y opciones que tengo a la mano: son demasiadas y dejarse llevar por el primer impulso muchas veces no es bueno para el bolsillo.

Otra cosa que tuve que hacer, en estos días, en parte por necesidad, en parte por otras cuestiones, fue la de vender varias cosas que en su momento fueron importantes para mí y que me ayudaron, en su momento, a sentirme un coleccionista, incluso cuando no lo era. Por ejemplo, dos posters enormes de las películas de El Señor de los Anillos (ya había vendido uno meses atrás, ahora vendí el otro). Invertí mucho tiempo y recursos manuales para enmarcarlos, estuvieron mucho tiempo en una de las paredes de mi pieza. Tiempo atrás dejé de tener espacio para colgarlos (en su lugar había puesto otros posters, de SW, más pequeños), y los guardé.

Pero como no tenía sentido tenerlos así, decí venderlos en estos meses en donde necesitaba dinero. Lo mismo hice con una copia china de una figura de SW de la Black Series. Aunque aquí la cosa fue diferente: no me gustó la calidad de la figura, y decidí que si el día de mañana tenía dinero, compraría mejor los originales. Y si no, a la mierda, no me hacían tanta falta: me interesan más los de 3 3/4 de pulgadas.

"¡No me vendas!"
Y así vendí también otras cosas de menor importancia, aunque en realidad ninguna me dolió demasiado, y con el dinero reunido puedo darme otros lujos.

La cuestión "dolorosa", que me llevó a esta reflexión, fue otra. De nuevo estuve a punto de vender un Batman de la JLU (la variante más común, la más fácilmente recuperable). Finalmente no encontré comprador y al final los problemas financieros se esfumaron, pero al sacar la figura de la vitrina y tomarle fotos realmente me dolió un poco la decisión.

Mi copia es una figura impecable en todo sentido, sobre todo en la pintura (la anterior tenía varios defectos). De pronto se quedó ahí mirándome como diciendo "nunca encontrarás a otra igual que yo". Súbitamente aprecié mucho más cómo estaba diseñada y elaborada, y agradecí no tener que venderla. Dejó de ser "esa variante fácil" para ser "esa figura que no quiero vender, aunque pueda recuperar".

Otro tanto me pasó con mi batimóvil. Siempre quise tener uno, pero cuando era chico resultaban caros y no podía comprarlos. Cuando salió Batman Begins, el trumbler me encantó, y como en ese momento empecé a verlos a buen precio, aproveché la oportunidad. Para cuando salió The Dark Knight, me hice con un hermoso batimóvil, sin figura pero que por mucho tiempo fue una de esas figuras que, aunque no están en una colección, son como el eje, una de esas cosas que destacan y llaman la atención.

En estos meses, sin embargo, comencé a cuestionarme su posesión, en parte porque no tengo un buen lugar donde lucirlo, en parte porque necesitaba dinero (muchas malas coincidencias juntas). Estuve casi a punto de venderlo: tenía un posile comprador e incluso averigüé cuanto saldría comprar uno nuevo, porque si lo vendía quería saber que tenía la posibilidad de comprar otro el día de mañana. Por suerte la situación económica se solucionó y no tuve que venderlo, pero llegar a ese punto, como con el Batman, me hizo valorar más esta pieza de mi colección. Es y fue mi primer batimóvil, no tengo ningún otro y difícilmente lo vendería el día de mañana, ahora que he descubierto esto. Aunque no tenga figura y no tenga donde mostrarlo bien, no puedo dejar de mirarlo cada tanto.

¿Cómo terminó el caso del autor del artículo de arriba? El hombre, luego de arrancar varias colecciones de superhéroes y de otras franquicias, decidió que era demasiado y vendió parte de su colección total, quedándose con aquellas cosas con las que realmente disfrutaba tener. Con el dinero planeaba comprar otras cosas de ese tipo, aceptando que a veces hay figuras muy buenas que no tenemos por qué comprar.

Algo de eso hay también en mi caso. Sé que no puedo comprarlo todo, y ahora acepto mucho más fácilmente que a veces hay que vender algunas cosas para poder comprar otras. A veces uno consigue figuras que no desea del todo, o que tal vez luego de comprarlas no son lo que parecen o que simplemente dejamos de quererlas. Es mejor venderlas para seguir con otra parte de la colección. El placer de la caza se da más frecuentemente si cada tanto renovamos el stock y nos sacamos de encima esas cosas que tal vez compramos sin pensar demasiado. Aunque lo mejor, creo yo, es siempre comprar muy decididos para luego no lamentarse.