En la entrada anterior pudieron ver cómo con algo de trabajo solucioné algo que parecía insalvable: los pies deformados de una figura que por todo lo demás, era impecable.
Después de averiguar que los escarbadientes calzaban perfectamente en los agujeros de los pies, empecé a pensar en cómo taladrar la base de fibrofácil para que quedara lo más firme posible.
Lo primero que hice fue utilizar un clavo, para crear un agujero pequeño que luego agrandé con un tornillo. Por algo de descuido el agujero salió algo torcido, pero esto no causó problemas.
Mi idea inicial era colocar algo de cola de carpintero en el escarbadiente para que, al insertarlo, se desparramara por el agujero y luego le diera más firmeza al conjunto. Grande fue mi sorpresa al ver que el escarbadiente calzaba tan bien, tan justo, que no se movía. De manera que lo dejé así y no hizo falta nada más.
El último detalle fue recortar el cabo que sobresale para que la figura no "baile" sobre uno muy largo. Esto lo hice con una tenaza y algo de cuidado, usando luego una lija fina para emparejar ese lado y el que el que quedó por debajo, de manera que la base tampoco esté desnivelada.
Todo el procedimiento, que era experimental, me tomó unos diez minutos, como mucho. Como soy detallista luego hice algunos ajustes menores (pueden verse en la entrada anterior), pero eso fue todo.
Ahora que conseguí una buena cantidad de piezas de fibrofácil de 5x5 cm (las hice hacer a medida, me salieron apenas centavos), me apresto a armar todas las bases que necesito para muchos personajes que de otra manera no pueden quedarse de pie. En siguientes entradas mostraré el paso a paso de este proceso.
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