lunes, 12 de agosto de 2013

Una vitrina de colección (III)

Una vez pasado lo peor, es decir, el reenchapado, comenzó otra fase, mucho más sencilla aunque no menos cansadora: dejar todo listo para la pintura.

El tema tenía, cómo no, sus cuestiones. La principal era que no había reenchapado todo el mueble, porque el material disponible no me alcanzaba. Las puertas inferiores eran muy grandes y no tenía planchas lo suficientemente anchas. Por otra parte, estaban en condiciones bastante decentes, por lo que me parecía una pena quitarlas. Por lo que me dijeron, el enchapado es de raíz de nogal o algo así, y los dibujos son bastante interesantes.

Como puede verse en la foto, los tonos de las maderas son diferentes, y este era uno de los temas a tener en cuenta: que el mueble no quedaran como un frankenstein. En realidad, por lo que pude ver en esta parte del proceso, ya desde entrada el mueble había sido construido con maderas muy diferentes. Más allá del color, una vez uno comenzaba a lijar, notaba diferentes texturas y dibujos debajo del barniz y la suciedad. Así que dejé de sentirme culpable por no haber enchapado todo.

Para colmo, algunas superficies, como las patas delanteras, estaban muy manchadas por la humedad, la grasa o partes del pegamento del enchapado anterior que no pude retirar ni lijar. No insistí demasiado, para no dañar la madera.

Así fui lijando todo el mueble, con algunas excepciones. La parte interior superior quedó igual, ya que el barniz estaba impecable. Sólo lijé el piso central de la vitrina, que estaba muy rayado a causa de muchos años de posar cosas en él.

La cajonera no trajo problemas, pero tuve que gastar algo más de tiempo en lijarla porque tenía manchas de humedad. Me sorprendió ver que nunca había sido barnizada: la madera estaba al desnudo en piso, techo y paredes. En realidad no pude sacar las manchas de humedad, que habían penetrado la madera y la habían deformado un poco, pero me quedé conforme sabiendo que el barniz taparía algo y que la protegería de ahí en más.

Fue así que más o menos lentamente fui dejando al mueble listo para la pintura, trabajando un rato cada día y llenándome de polvillo. Para no perjudicarme la respiración trabajé con un trozo de tela a modo de máscara, ya que algunos días eran ventosos y estaba comenzando el otoño. Hay que tener en cuenta la seguridad y la salud.

En fin, les dejo algunas fotos del proceso y de ciertas áreas del mueble. En la siguiente entrada les mostraré cómo lo fui pintando y cómo quedó antes de ser poblado por mi colección. Nos vemos.


La madera de los costados era diferente de la de la
parte superior, con otro tono y dibujo de la madera.


Una puerta lijada y la otra no. Obsérvese las manchas de
pegamento y humedad en las patas.

Para tapar algunas hendiduras entre planchas de enchapado
tuve que recurrir a una solución práctica: cola de carpintero
más polvo de madera del lijado. Quedó perfecto.

Tuve que revisar los agujeros para la cerradura
y las manijas de la puerta superior.

Una puerta en proceso de lijado. Por suerte el enchapado
era bueno y se dejó trabajar.

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